De la poética y la abstracción
(Fragmentos)
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Ezequiel ama la abstracción, emplazándola dentro de una dinámica conceptual en el tratamiento de las ideas, interesada por el gesto específico combinado con la palabra escrita, con la poesía, con el concepto poético que vive de la alegoría y del instante a instante. Capta el momento íntimo, consecuente, concepto de lo narrativo en lo evidente expresivo que se sumerge en la determinada modulación de una realidad que nunca renuncia a serlo.
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Su obra entiende de números, porque sabe que la esencia es matemática, busca las claves de la expresividad de los horizontes que enlazan con la formulación de imágenes que son consecuencia de un interior rico en constataciones. Le importa y mucho la poética de la palabra, la evidencia de la elipsis y la importancia del collage, presentado, a menudo, como materia frágil, suspendida, sutil, encuadrada en un contexto cromático específico pero efusivo contenido. En ocasiones se interesa por la arquitectura de los signos, iconos y elementos, plasmados en la conjunción determinante de la creación, supeditados a lo sensual e insinuante, pero siempre para construir una composición basada en la determinación y la formulación de estratos.
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Su obra indaga en la capacidad del signo de comunicar profundidades y evidencias de una determinada noción de realidad que se sumerge en lo formulado. Lo cotidiano en su obra se transforma en lo profundo, evanescente y complejo del propio laberinto, del laberinto universal. Es un creador que se plantea determinados interrogantes existenciales y que viaja más allá de los límites de la propia evidencia de la realidad. Una realidad que navega en pos del ‘Viaje a Itaca’ particular, de los mares desconocidos y de los océanos profundos del conocimiento.
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Joan Lluís Montané
Crítico de Arte
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA)
Barcelona. Diciembre 2008.